El viaje de este año a Escocia de Ramón A.C Fito y Enrique Cabrera para competir en una prueba de la liga inglesa de F-Class en el campo de Blair Atholl en los High Lands nada tiene que ver con el del pasado año, en ningún aspecto amigos, seguramente el cambio de fechas pasando de verano a otoño ha tenido mucho que ver en ello. Descubrí en esta ocasión en mi propia piel la dureza que tiene ese país tan idealizado por muchos, Escocia es verde por algo, y no es precisamente por el sol…

Igual que los gorilas de montaña, los tiradores de F-Class somos una especie en extinción , y es que pudiendo estar en casa junto a la familia, algunos prefieren pegarse una buena kilometrada para verse las caras pegando tiros a un blanco situado a 1000 yardas en Escocia. Blair Atholl, es un campo de tiro situado en medio de la montaña, que es considerado como el segundo campo más difícil del mundo (el primero está un poco más lejos, en Nueva Zelanda). Es el único lugar de las islas británicas donde los blancos son electrónicos, sí, seis blancos, de la marca Kongsberg, que tienen un precio prohibitivo pero que dan una fiabilidad fuera de duda a los tiradores, incluso en estas complicadas situaciones climáticas.

Durante todo el fin de semana prácticamente no dejo de llover ni en un solo instante, y no solo eso, sino que la niebla hizo acto de presencia en repetidas ocasiones provocando retrasos considerables para el trascurso de la competición, hecho que quedo reflejado con la suspensión de una de las cinco entradas puntuables previstas. Pese a que el amigo Dess, organizador de esta apasionante prueba instalo unas carpas para que a la hora de competir los tiradores y sus armas estuvieran protegidos de la lluvia, entre tanda y tanda tocaba parar el agua con lo que pudieras.

Suerte que no hacia frio ya que con esas condiciones la temperatura no bajo mucho estando siempre rondando los 12ºC, pero la lluvia y la niebla consiguió poner a prueba nuestros trajes de agua hasta límites insospechados llegando a calar la humedad en nuestros huesos, así no es de extrañar que al llegar al hotel el sábado por la tarde después del primer día de competición me pegara la ducha más reconfortante de todo el año, manteniéndome casi media hora bajo el chorro de agua caliente con la piel de gallina…

El domingo un poco más de lo mismo…niebla, lluvia y muy poco viento durante toda la competición, para milagrosamente abrirse el día, justo en el momento de la entrega de premios tras la cual emprendimos el camino de vuelta más o menos largo a nuestras casas.